El arte de saber escribir
Francesca Brunner Alfani * | Viernes 3 de Julio, 2015
Paseándose entre el mundo de la literatura de ficción y el de los hechos, Oscar Núñez Olivas es un reconocido escritor de novelas y periodista costarricense. Su tiempo está repartido entre la edición, trabajo que actualmente realiza en la Agence France Presse (AFP), y su pasión de escribir las historias que quiere contar, con ayuda de su creatividad e imaginación.
Además de poder hacer gala de su inventiva e ingenio, tiene cualidades que lo han hecho un ser querido por quienes le rodean. Siempre con un carácter que refleja paz, con una templanza y mansedumbre impresionante, así es como lo describe su hermana Violeta.
También es carismático y amable, tiene esa cualidad de hacer reír a las personas y a hacerlas sentirse cómodas alrededor de él, sin importar si no se conocían con anterioridad. Esto es algo notorio para cualquier persona que converse con él sólo unos segundos.
Su aspecto también provee pistas de su personalidad. Vestido semiformal para el trabajo, su barba y cabello ya con algunas canas pero impecablemente cortados y peinados muestran su amor al detalle, que profesa también en su diario trabajo. Los anteojos, además de cumplir con su obvia función, le dan un aire de intelectual, de saber mucho sobre una extensa variedad de temas.
Desde pequeño mostró gran inteligencia y tenacidad, pasando a lo largo de su niñez y adolescencia por varias pasiones. De niño, quería ser sacerdote, la oratoria se le daba bien.
Violeta cuenta los recuerdos de ella cuando “Osquitar”, apodo que le tienen en la familia, con una edad de 3 o 4 años se ponía un trapo o lo que encontrase y se subía a su banquito y reunía a todos los presentes en la casa para darles misa. Pero cuando empezaba con su discurso, alguno de los que iban a escucharlo se reía causando que los demás se rieran del contraste de su pequeña figura y su cara de niño oficiando una misa.
Más tarde, en el colegio, su familia empezó a ver una nueva inclinación que era la política, ya que era hábil en su discurso y le interesaba todo lo relacionado con esto. Pero al mismo tiempo se afirmó su pasión y habilidad por la escritura. Mientras estaba siempre presente en el gobierno estudiantil de su colegio, el Liceo de Costa Rica, ganó un concurso intercolegial de poesía por su poema “San José de noche”.
Leía todo lo que podía, desde joven todo lo que le llegara a las manos lo leía. Entre sus autores favoritos están Mario Vargas Llosa, Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes, Tomás Eloy Martínez, entre otros. Aprendió mucho de los autores latinoamericanos, ya que en ese tiempo se dio el boom de la literatura latinoamericana y, como desde siempre le había tenido un gusto a leer y escribir, publicar se volvió una de sus metas.
Empezó sus estudios universitarios en el ámbito de la Sociología pero después de dos años decidió pasarse de carrera a Periodismo. Sin embargo, asegura no arrepentirse ya que considera que todo lo aprendido es ganancia. Al terminar sus estudios, empezó a trabajar en una agencia de prensa salvadoreña donde le tocó ser corresponsal de guerra, ya que en ese tiempo se estaban dando los conflictos civiles y revoluciones en América Central.
Historias para contar
Al preguntarle sobre las experiencias y reflexiones que le dejó este periodo, habla de una de sus experiencias en la cual tuvo que ir a San Juan del Norte a entrevistar a Edén Pastora -líder militar del Frente Sandinista- y se vio obligado a pasar la noche en la iglesia del pueblo con una caja de municiones como almohada. Al despertar se percataron de un olor grotesco y mientras iban caminando por el campamento y hablando con los guerrilleros, llegaron al causante de ese hedor. Era un cuerpo avanzado en descomposición y a la par, un muchacho estaba desayunando.
Al preguntarle al guerrillero, este les contó que el cuerpo pertenecía a un francotirador sandinista que les había producido muchas bajas, por lo que a modo de castigo lo tenían ahí. Cuenta Oscar que esto le “reveló el aspecto irracional de la guerra, esa cosa absurda, el odio absurdo. Cómo un conflicto bélico los lleva hasta a negarse a sí mismos, a su naturaleza humana.”
Después de esta etapa, se convirtió en editor de la Agence France Presse (AFP) donde sigue desempeñando la misma labor. Lleva ya 22 años en este cargo, pero durante este tiempo también se ha dedicado a escribir y a publicar. Como dijo su hermana “Oscar es toda una institución en la lingüística” y es constatable ya que, después de tanto tiempo en su trabajo, él mismo reconoce que ha llegado a apropiarse de las reglas del idioma.
Su primer libro fue publicado en 1996 con el título “El Teatro Circular” el cual recoge muchas situaciones y aspectos de Centroamérica durante los años 80. Este libro ganó el Premio Latinoamericano de novela EDUCA-1996 y el Premio Nacional de Novela 1997. Este último galardón lo recibió de manera inesperada, ya que no se tenía que postular la obra para ser tomada en cuenta.
Recuerda que fue una llamada de un amigo que hizo que se percatara de su éxito, ya que lo había buscado para felicitarlo, y cuando le preguntó el porqué de las felicitaciones fue cuando le contó que había ganado el Premio Nacional de Novela.
Su segundo libro, “Los gallos de San Esteban”, fue publicada en el 2000 y la idea de la historia le llegó gracias a una nota periodística que recibió para editar en la France Presse. En la nota se contaba una reconciliación entre dos familias que habían tenido grandes conflictos y casi destruyen el pueblo; en esta pacificación participó el jefe del ejército, obispo, el alcalde, y hubo, a causa de la noticia, cachiflines, banderas, fiesta y bailes.
Cuando Oscar leyó el informe pensó “Ay mirá, que novelesco” y llamó al corresponsal en Honduras para que le contara mejor la historia. Al interesarse en contar esta historia aprovechó una vez que tuvo que ir a Honduras para encontrarse con uno de los miembros de una de las familia.
Cuando llegó al punto de reunión se encontró con todo un operativo de carros que se lo llevaron entre calles a un hotel, y en el bar de ese hotel, con sus guardaespaldas, estaba el futuro personaje de su libro. Esta experiencia terminó de convencerlo de que era un relato que valía la pena contar.
Después, decidió volver a Honduras pero esta vez por cuenta propia y fue al pueblo donde se originó este conflicto y recuerda con mucho cariño esa semana. Todos fueron muy amables con él, lo invitaban a comer, y estaban muy abiertos a hablar de lo que él quisiese. Al volver a Costa Rica tenía material de sobra para su libro. Al publicarlo volvió al pueblo y lo felicitaron por sus descripciones tan acertadas y por su escrito en conjunto.
“En clave de luna”, su tercer libro publicado en el 2004, cuenta la historia del psicópata de Costa Rica, un caso real donde nunca se encontró al culpable pero se estima que provenía de una familia poderosa del país. Tiene la característica que al final del libro no se descubre quién es el criminal y esto rompe con el esquema clásico de una historia. Esta decisión la tomó debido a que este suceso fue bastante conocido y no quería perjudicar a nadie ni abrir viejas heridas.
Su último y más reciente libro titulado “La guerra prometida” trata de la Campaña Nacional de 1856-1857. Tiene la particularidad de que busca retratar por completo a los personajes, pues muestra los sentimientos y los pensamientos de William Walker y el presidente Juan Rafael Mora, siendo esta obra una ficción.
En el campo del periodismo, Oscar siente que “ ha pasado de ser diario a ser inmediato, en tiempo real, lo cual es terrible porque si algo le puede aportar un medio de comunicación (a la sociedad) son los elementos para entender la realidad, para comprenderla.” Expresa así su preocupación por un periodismo que, brindando una gran variedad de datos aislados, pierda esta calidad y propósito.
Si pudiera regresar en el tiempo y escoger de nuevo una carrera para estudiar, volvería a estudiar periodismo. Además, cabe recalcar que le gustaría que más personas conocieran la historia y los sucesos de los países del centro de América. Sin embargo, en estos momentos desearía poder dedicarle más tiempo a escribir libros, ya que tiene más historias por contar, a leer varios autores que le faltan y viajar un poco fuera de Centroamérica.
Como se puede intuir, Oscar Nuñez une el periodismo con la literatura y hace de ambas una fascinante combinación. En su trabajo de edición escribe y reescribe la historia de Centroamérica mientras que en sus libros retrata su ambiente y su sociedad. Es obvio cómo no sólo domina el arte de escribir, sino que además dibuja con palabras, sean estas realidad o ficción.
*Estudiante de periodismo de la Escuela de Ciencias de la Comunicación Colectiva de la Universidad de Costa Rica.




