Un crimen que no se olvida
Daniela Zúñiga Colaboradora de Primera Plana | Martes 7 de Julio, 2015
El 7 de julio del 2001 una noticia sacudió a la sociedad costarricense. La muerte del locutor Parmenio Medina, a manos de sicarios, se constituyó en un duro golpe para la libertad de expresión y prensa en un país conocido en el mundo por el respeto a los derechos humanos y el buen clima en el que los periodistas desarrollan su trabajo.
El locutor de origen colombiano y nacionalizado costarricense falleció después de ser impactado tres veces en el auto que conducía de regreso a su casa de habitación, después de grabar el episodio dominical de “La patada”, programa que dirigió durante 28 años.
El periodista y locutor Norval Calvo considera que el asesinato de Parmenio Medina es un caso que dejó huella en la historia.
“Fue un hecho noticioso que conmovió a Costa Rica y a la prensa de nuestro país. Tantos años después mucha gente no sabe a ciencia cierta qué fue lo que ocurrió. Creo que hubo personas ligadas al caso que no fueron condenadas como debían”, declaró Calvo.
Además, el ex miembro del elenco de la “La patada” recalcó que este programa es todo un referente de la libertad de expresión, dirigido por un hombre al que recuerda como “persona trabajadora y honesta que decía las cosas de frente”, algo no muy común en la idiosincrasia del costarricense.
José Alberto Gatgens, coautor de la novela La hora del compadre, basado en estos hechos, considera que a pesar de las especulaciones que han surgido a través de los años, el fallo que se dio de este crimen es acertado.
“No hubo impunidad porque hubo un procedimiento legal donde los culpables, en su gran mayoría, fueron bien sentenciados”.
El otro autor de La hora del compadre, el periodista Otto Vargas, espera que al haber pasado tanto tiempo de este asesinato la gente no olvide que Parmenio no buscó su muerte, sino que buscaba la verdad. Califica como de cobarde el acto de matar a otra persona cuya única arma era un micrófono.
“Lo ocurrido tiene que dejar una lección, especialmente para los periodistas, que tenemos que ser comprometidos con la verdad y tener la valentía para seguir adelante sin importar los obstáculos”, manifestó.
Vargas coincide con Gatgens en que desde el aparato judicial se alcanzó hacer lo que se debía. “La prueba es que hubo condenas, pero aun así hay quienes lograron escaparse del brazo de la justicia”, manifestó Vargas.
En La hora del compadre ambos autores lograron recabar resultados de profundas investigaciones sobre el crimen, y esperan que el texto contribuya a salvaguardar la memoria y el trabajo de un hombre que murió por defender el derecho a la expresión.
El presidente del Colegio de Periodistas, Marlon Mora, se unió a las voces que lamentan la violenta desaparición de Parmenio Medina. Para Mora, cualquier crimen es reprochable, pero aquellos en contra de comunicadores ocasionan un daño particular al tejido social que mina la confianza de los ciudadanos en un sistema llamado a garantizar la libertad de expresión y prensa.
“El asesinato de Parmenio nos lastima igual que hace 14 años. Ese trágico suceso no debe olvidarse, como no debemos olvidar nuestro compromiso como sociedad de velar por la protección de periodistas y comunicadores para que cumplan con su deber sin el temor de ver su vida amenazada”.
Recuento de los daños
A lo largo del tiempo “La patada”, espacio humorístico de denuncia y crítica mordaz que se transmitía por Radio Monumental, ganó enemigos de diferentes sectores sociales: políticos, religiosos y empresarios.
Desde el año 1999, Medina dio a conocer una serie de eventos irregulares que involucraban al sacerdote Minor Calvo, administrador de la emisora Radio María y al empresario Omar Chaves.
Sus denuncias iban dirigidas al dudoso manejo de fondos donados por la audiencia a la emisora de denominación católica.
Desde entonces el locutor comenzó a recibir diversas amenazas para evitar que hiciera públicas sus investigaciones.
De la amenaza telefónica se pasó a la acción. Disparos dirigidos a su casa de habitación el 9 de mayo del 2001 alertaban sobre la seriedad de las amenazas.
Dos meses después de aquel tiroteo Parmenio fue asesinado y el caso desencadenó uno de los procesos judiciales más extensos en la historia jurídica de Costa Rica.
El sacerdote Minor Calvo fue sentenciado -por el delito de estafa- a descontar 15 años de prisión. Por el mismo delito se condenó al empresario Omar Chaves a 12 años de prisión y a 35 años por considerarse el autor intelectual del delito de homicidio contra Parmenio Medina.
Mediante un recurso de casación la pena de Calvo se redujo a 8 años de prisión. Al cumplir la mitad de la pena y debido a su buen comportamiento, salió de la cárcel de San Sebastián el 26 de mayo del 2009 para quedar en completa libertad el 9 de agosto de ese mismo año.
Omar Chaves solicitó el mes pasado un recurso de revisión de la causa para que se elimine su sentencia por homicidio. Chaves toma como base una declaración del exjefe de la delegación del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) de Heredia, Randall Zamora.
Parmenio Medina Pérez nació el 2 de enero de 1939, en Antioquia, Colombia pero desde muy joven se vino a Costa Rica donde comenzó a labrar una notoria carrera periodística.
En sus inicios el locutor se destacó en los deportes, en especial en las carreras ciclísticas donde narró varias vueltas ciclísticas de Costa Rica, así como denunció irregularidades y abusos que se dieron en estas competencias.
El 23 de diciembre del 2003 la periodista costarricense Ivannia Mora también fue asesinada. Aunque para el Organismo de Investigación Judicial este crimen fue resuelto, todos los imputados en este caso fueron liberados en el 2009 luego de que la Sala Tercera confirmara la absolutoria dictada en el 2006 por el Tribunal de Juicio de Goicoechea.
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