La crisis generada a partir de la gestación del COVID ha propiciado cambios en los distintos sectores productivos: para unos ha representado el colapso económico. Otros, HACIENDO LO MISMO, han visto en ella la oportunidad de ver incrementadas sus ventas: ventas de comidas rápidas, supermercados y UBER. Por último, hay un grupo de empresas que esta crisis ha representado la necesidad, la urgencia de replantear sus esquemas operativos para poder seguir operando.

El sector educación no ha escapado a la necesidad de gestar cambios, que sin lugar a duda se venían dando, pero la crisis vino a acelerar este proceso de transformación.

En Costa Rica desde hace no más de cinco años venimos hablando de una transición de un modelo educativo tradicional a un modelo competencial.

El modelo competencial no es que relega la enseñanza del conocimiento, sino que a este le suma el desarrollo de competencias necesarias que le permitan a la persona incorporarse a la sociedad de manera sana y efectiva.

El post COVID hará que las empresas requieran de contar con profesionales más resolutivos, más propositivos, personas que no se paralicen ante una crisis; que sepan hacer una fácil y rápida lectura de su entorno; porque una competencia fundamental en los nuevos cuerpos directivos de las empresas será, sino es que lo es, la CAPACIDAD DE REACCION ante un mundo de tanto cambio.

Algunos centros educativos siguen haciendo lo mismo.  Otros tan solo han reaccionado ante hechos puntuales y circunstanciales como virtualizar su oferta educativa y no han sido capaces de atender hechos o puntos consustanciales de mejora:

1. La debida atención al desarrollo competencial de sus estudiantes.

2. La capacidad de reformular y orientar al estudiante de educación superior a cursar carreras de ALTA EMPLEABILIDAD; que además le representen al país la oportunidad de exportarles e ir conjuntando una base de profesionales competentes para atender en el futuro, los desafíos importantes en temas como: desarrollo sostenible, empleabilidad y bienestar de la población.  En este sentido María Noel Baeza, funcionaria regional de la ONU, insiste en la necesidad de promover las carreras STEM (ciencias, tecnología, ingenierías, matemática).

Estamos viviendo tiempos de una revolución tecnológica. Ésta está cambiando las estructuras productivas, sociales y políticas de los países. La crisis generada por el COVID lo que hizo fue acelerar ese proceso de tecnificación. La post crisis dejará una sociedad más tecnificada.

Una competencia fundamental exigida por las empresas será indiscutiblemente la competencia tecnológica y esa circunstancia obliga a los centros de educación superior a promover en sus estudiantes el desarrollo de competencias como capacidad crítica, analítica y autónoma, mismas que terminan siendo el conjunto de habilidades claves en la definición del futuro de una Nación.

El sistema educativo formal por otra parte debe brindar a la sociedad la oportunidad del dominio básico de varios idiomas, fundamentalmente por dos razones:

1. Oportunidad Laboral: el dominio de idiomas representa una oportunidad o el cerrarse las puertas a un trabajo digno y bien remunerado.

 2. La sociedad como tal apunta cada vez más a una mayor apertura. Hoy día es usual que cualquier ciudadano importe productos de China. Países como Japón han adoptado, desde sus bases escolares lo que se denomina “la identidad planetaria” que es la necesidad de entender que somos parte de un universo de países muy interconectados.

A mi criterio los centros de educación superior y por qué no, los centros de educación media, deberían brindarle a la ciudadanía en general la oportunidad de CERTIFICARSE (no carreras formales) en el conocimiento de distintos idiomas a partir del dominio de competencias comunicativas básicas: lectura, escritura, conversación y escucha.

Por último, me llama poderosamente la atención cómo la educación superior en Costa Rica tiene tan poca participación en la definición de las variables y esquemas de desarrollo de este país. A mi parecer, estos centros educativos deben ser actores más decididos y participativos en este aspecto.

No está por demás insistir, dadas las noticias de último momento, en la necesidad que tiene la sociedad y sobre todo los centros educativos a todo nivel, de trabajar con mayor ahínco los temas de ética. Deben realizarse esfuerzos para que nuestros estudiantes logren, antes de incorporarse a la sociedad como agentes productivos y de cambio, que interioricen claros y sanos valores y principios.

 

 

*Director General

Kamuk School