A partir de la comparecencia de la presidenta del Colegio de Periodistas y Profesionales en Ciencias de la Comunicación Colectiva (Colper) se ha abierto una serie de discusiones y comentarios que considero necesario colocar en su justa dimensión.

Lo primero y más preocupante tiene que ver con los constantes y muy groseros espacios de ofensa, irrespeto y hasta vulgaridad por parte de personas que han utilizado la plataforma de las redes sociales como trinchera de ataque -muchos de ellos amparados en el anonimato que dan estas redes-.

Pero no solo ellos, me causó mucho impacto ver la manera en que una periodista ataca, sin ningún reparo y utilizando expresiones más que fuertes, a una colega que no se ha alineado al gusto de Zapote y su bancada oficialista. Una periodista que hoy se expresa de manera violenta hacia sus colegas desde un estrado al que dijo que nunca en la vida llegaría, una periodista que no tiene ningún reparo en decir que en 30 años de ejercicio periodístico nunca perteneció al Colper, por ende, uno pensaría entonces que nunca le interesó ayudarlo o fortalecerlo. Es duro ver estas expresiones de una periodista que fue admirada por muchos por su valentía a la hora de criticar al gobierno y que hoy nos muestra una faceta extremadamente distinta… ¿cuál es su verdadera cara? Sólo ella lo sabe, o no.

Los discursos de odio y de ataque de esta periodista, van en sintonía perfecta con los ataques dirimidos desde la propia presidencia de la República y por los que el mundo se sorprende al ver a nuestro país en una situación que nunca hemos vivido en nuestra historia reciente. Ataques que hoy la Sala Constitucional reprende indicando que “La utilización de un lenguaje irrespetuoso y ofensivo contra los periodistas constituye una lesión a la libertad de prensa. En este sentido, denota pobre accesibilidad a la información pública y falta de capacidad de brindar respuesta a las objeciones ciudadanas”, (el subrayado no es del original) tema repudiado, además, por esta Junta Directiva a la que hoy critican por no preocuparse por las condiciones de trabajo de las personas comunicadoras agremiadas.

Mucho se ha dicho que el Colper no apoya a los medios de comunicación no tradicionales, sin embargo, tampoco se dice que muchos de esos medios de comunicación no cuentan en sus planillas con profesionales en comunicación, mucho menos con personas incorporadas al Colper. Claro que apoyamos a nuestros colegas profesionales incluso si no son agremiados, nuestra bandera desde el inicio fue la defensa de nuestros colegas ante los claros ataques a la prensa desde distintos ámbitos y con variadas estrategias, troles incluidos. Alzamos la voz en temas en los que se dijo incluso que lo que hoy la Sala reprende no se consideraba un ataque a la libertad de expresión y a la prensa en sí misma.

Sobre el SINART.

Sobre el Sinart, la discusión se ha llevado a un punto que no es del todo claro y en el que, creo, hay mucha desinformación. Nunca nos hemos metido con lo que la Ley establece para el financiamiento de esta institución, ese famoso 10% ni siquiera debería estar en discusión porque es una obligación legal de toda institución pública trasladar ese porcentaje y es cada institución la que deberá dar cuentas por ello. Lo que se ha querido hacer es otorgar la colocación completa del presupuesto total de publicidad e información de las instituciones en la agencia del SINART. En algunas instituciones así sucedió y no pudieron ejecutar presupuestos por no estar facultada la Agencia luego de una improbación de presupuesto por parte de la Contraloría General de la República.

Por otro lado, la famosa democratización de la pauta o la apertura de puertas de la Presidencia a las conferencias de prensa de los miércoles como señal de reconocimiento al trabajo de algunos medios de comunicación -muchos de ellos no necesariamente periodísticos-, se logra desde cualquier agencia, no solo desde la estatal. La aprobación de los planes de medios es una facultad de la oficina de comunicación de cada institución y es esta la que debe velar por que la pauta se coloque siguiendo los aspectos técnicos y estratégicos correspondientes.

Yo creo definitivamente en que la publicidad estatal debe orientarse a una pluralidad de medios de comunicación basada en criterios técnicos, liderados por profesionales de comunicación que velen porque esos medios tengan la audiencia y alcance necesarios para cumplir con los objetivos de cada campaña publicitaria o informativa.

Creo, además, que es necesario plantear una discusión que nos permita establecer una diferenciación clara entre los medios de comunicación que son periodísticos por su función de aquellos que son creados por personas que gustan de las redes y de colocar sus mensajes en ellas -muchos de ellos acreditados en instituciones como periodistas sin ostentar la formación profesional que los defina como tales-.

Los principios básicos y fundamentales del periodismo deben ser nuestra luz en el ejercicio profesional y no deben nublarnos otro tipo de intereses y menos deberíamos abrir frentes de ataque entre colegas que no tienen otro objetivo que defender solamente criterios políticos y de oportunidad.

Por:

Geovanny Díaz Jiménez

Carné #1768

Vocal Junta Directiva 2023 - 2024