Edgar Fonseca Monge: 44 años detrás de la noticia
| Martes 28 de Mayo, 2019Edgar Fonseca Monge dio sus primeros pasos en el periodismo en su natal Aserrí, cuando en las vacaciones de la escuela repartía diarios por las calles, luego fue corresponsal de La Prensa Libre y de La Nación.
En abril de 1975 ingresó como asistente en el desaparecido noticiero La Palabra de Costa Rica de Radio Monumental, y meses después, Guillermo Fernández lo invitó a sumarse al nuevo equipo de periodistas de La Nación. “Mi sueño profesional empezaba a cuajarse, precozmente. Arranqué formalmente un 3 de noviembre de 1975. Mis primeros nueve años me fraguaron como reportero de sucesos, periodismo duro y puro como ninguno otro”, recordó.
En este periódico fungió como editor, jefe de información y jefe de redacción. En 2001 asumió por 11 años la dirección del ya desaparecido Al Día y hoy está dedicado a su propio medio, llamado PuroPeriodismo.com.
Muchas coberturas “tatuaron” su carrera, pero hay una inolvidable: la visita del Papa Juan Pablo II a La Habana en enero de 1998.
“Sentí escalofríos mientras una orquesta interpretaba Guantanamera, afinando para la multitudinaria misa de aquel mítico Papa ante una vieja camarilla de jerarcas ateos, y ante una ruidosa masa creyente, fervorosa, y desafiante que les rugía: "¡libertad, libertad, libertad!”.
Y entre las coberturas más tensas, hay dos especiales: la primera fue la caída de la dictadura de Anastasio Somoza en 1979.Para Fonseca entrar aquella mañana del 19 de julio a Managua a palpar un país devastado por la guerra sigue pegado a sus sentidos 40 años después.
La otra es el 24 de diciembre de 1989: ingresó escondido en un camión de verduras a la ciudad de Panamá bombardeada tras la invasión de tropas de Estados Unidos para derrocar al general Manuel Noriega, no se le olvida el olor a humo y muerte en aquella capital vecina mientras los soldados lo encañonaban.
En 1991 tuvo la oportunidad de estudiar en la Escuela de Periodismo de la Universidad de Missouri-Columbia, Estados Unidos, uno de los dos centros de formación de periodistas más antiguos del mundo. Los profesores de maestría, George Kennedy, Daryl R. Moen, Don Ranly, cincelaron en él “principios pétreos de este noble oficio”.
Situación actual
Fonseca puede hablar con propiedad sobre esta profesión. Le preocupa que, en la vertiginosidad de los acontecimientos de hoy, principios clave como la certeza, la precisión, la rigurosidad son muy vulnerables y esto, para un periodista, representa arriesgar un tesoro inapreciable: su credibilidad.
Asegura que ser emprendedor es todo un reto: “son tiempos desafiantes, de ambición, de atrevimiento y de emprendimiento. Mucho depende de su plan, de sus necesidades, de sus recursos. Pero es una época privilegiada para los emprendedores sobre todo en el ámbito de la comunicación. Los límites, me temo, pueden ser autoimpuestos”.
No cree que las nuevas generaciones han perdido el olfato, a veces el gusanillo está ahí escondido, hay que buscarlo, descubrirlo y pellizcarlo. En ocasiones observa excelentes iniciativas periodísticas caracterizadas por ese olfato, propio de los periodistas más perspicaces y agudos.
La Penca
El miércoles 30 de mayo de 1984 es un día que sigue presente en la memoria de Fonseca, ya que estuvo en el atentado de La Penca.
“Un drama que marcó a sangre, fuego y dolor a nuestra generación pero que nos ayudó a reafirmar, en perspectiva, valores intrínsecos de este bendito oficio que muchos desean amenazar, amedrentar, acorralar o amañar. El bombazo de la Penca no pudo despedazar mi pasión de reportero”, aseguró.
Indicó que durante la cobertura bélica de los 70 y 80 hubo un sentido básico de seguridad y de prevención que desdeñaron, quizá por esa tremenda pasión que nos envolvía, La Penca los puso a hurgar más en las raíces, en las perspectivas y en las implicaciones de los acontecimientos.
Planes a futuro
“Mientras Dios me lo permita y mis facultades se mantengan intactas continuaré ejerciendo este maravilloso oficio con que la vida me prodiga por ya casi 44 años, PuroPeriodismo.com me mantiene el pulso caliente”, señaló.
A las nuevas generaciones les aconseja que vivan, sientan y disfruten el ejercicio del periodismo como si fuese el amor de sus vidas, no hay paga alguna que retribuya lo que significa ser periodista.
*Fotografías cortesía Edgar Fonseca
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