Es uno de los rostros más conocidos de la televisión nacional, tiene una carrera sólida y alejada de los escándalos, está próximo a jubilarse y entre sus planes hacer un voluntariado.

Marcelo Castro Benavides es toda una institución del periodismo nacional, no le gusta mucho hablar de él, se considera una persona tranquila, que busca llevar siempre las cosas en paz, considera que la violencia no es el canal adecuado para resolver las cosas.

Viene de una familia humilde, sus padres le enseñaron siempre la sencillez, a vivir sin exceso de lujos, a ser honesto, algo caracterísrico en toda su familia.

Su pasatiempo preferido es la música, la que más lo relaja es la clásica, también ama la lectura y los espectáculos deportivos como el fútbol, aunque prefiere verlos por televisión.

Primeros pasos

Fue en 1980 cuando comenzó en el periodismo, en la oficina de prensa de la Asamblea Legislativa.

“En ese tiempo solo había una periodista. Yo llegué como su asistente, gracias a que me dieron una plaza de ujier. En otras palabras, me contrataron como misceláneo, pero el director ejectivo, al saber que yo estudiaba periodismo me envió a colaborar en esa oficina. Allí conocí a periodistas de los medios y uno de ellos, Ufrán García Marín, quien trabajaba para radio Monumental, me llamó a colaborar con él como corresponsal de deportes en Heredia”, recordó Castro.

En agosto de 1981 asistía los fines de semana como practicante a Noticias Monumental, el 12 de setiembre de ese mismo año renunció a la Asamblea para trabajar formalmente en la radio, gracias a la recomendación de la periodista Marlene Cambronero Segura, quien era la que cubría las noticias del Congreso, asegura que tanto Cambronero como García fueron un gran apoyo para él.

En casi 40 años de carrera, ha tenido varias coberturas difíciles, por ejemplo en 1988 estuvo en Blufields, Nicaragua, donde la gente se había quedado sin nada luego del paso de un huracán, los damnificados hacían fila para conseguir alimentos.

Incluso en  el hotel donde se hospedó no había casi comida, el pescado que ingerían era porque la gente salía al mar de buscarlo, no había ni jabón para bañarse.

¿Y la cobertura qué lo marcó?: “fue la visita del Papa Juan Pablo Segundo a Costa Rica, la primera y única de un Papa a nuestro país. Estaba en Monumental y era un fiebre del micrófono. A mí dichosamente me tocó cubrir muchas horas la visita. La jefa mía era doña Nora Ruiz, hoy retirada. A ella le encantó mi trabajo y todavía ahora, cuando hablo con ella, me recuerda esa cobertura y me dice que fue la mejor de todos, a pesar de que yo tenía colegas de más experiencia”.

Para Castro, lo mejor de esta profesión es el contacto con la gente, con sus vivencias, con la cultura y sus estilos de vida. Le gusta escuchar a la gente, conocer sus alegrías y sus angustias.

“Estoy muy cerca del retiro. Cumpliré 60 años en diciembre y en abril de 2020 llegaré a cuarenta años de trabajo en el periodismo. Pienso retirarme pronto y si algo me interesa hacer a futuro es todo aquello que signifique ayudar a los demás. Pienso en alguna labor de voluntariado y también dar charlas de motivación allí donde me llamen”, manifestó.

Marcelo Castro tiene un consejo para los futuros comunicadores y es que abracen la profesión y no la vean solamente como una oportunidad para ser famosos, ya que la fama es algo que no se come, no se palpa y no tiene importancia, más bien a veces es un poco incómoda.

“El periodista es un servidor, su misión es un apostolado y así debe mirarse”, aseguró.