“Mi gusto por la poesía me llevó a pensar que podía pintar, además del estímulo de mi hermana Evelyn Fernández, quien es pintora”, así como respondió Violeta Fernández Rodríguez a la pregunta de cómo se involucró en ese arte.

Esta periodista, madre de Emiliano y Sebastián y abuela de Emily, tiene 37 años ejerciendo la profesión. Se ha desempeñado como docente universitaria en la Universidad de Costa Rica, Directora de Prensa y Publicidad del Ministerio de Cultura, Juventud y Deporte y asesora de Comunicación en la Asamblea Legislativa, con funciones de investigación y control político, cobertura de comisiones, productos de comunicación y lobby legislativo.

Fue directora de la revista Panorama Centroamericano, editora del periódico El Financiero y de la revista Estrategia & Negocios; editora y directora de publicaciones varias en el departamento de Revistas del Grupo Nación y ha escrito artículos para otras revistas de negocios.

Además, ha colaborado con agencias de noticias extranjeras, como AFP (Francia), ACEN-SIAG (Centroamérica) y Notimex (México). Actualmente labora como periodista de la Dirección de Relaciones Institucionales del Banco Nacional.

Es bachiller en Ciencias de la Comunicación Colectiva, licenciada en Periodismo y tiene una Maestría en Comunicación Política de la Universidad Federada San Judas Tadeo.

Vena artística

“Para mí, el arte es como la expresión del espíritu, cualquiera que sea su expresión: plástica, literaria, etc. En mi vida, vienen siendo radiografías de cómo mi espíritu está sintiendo su transitar por este mundo”, expresó Fernández.

No se considera pintora, para ella es un entretenimiento que toma y deja según el tiempo que tenga, aunque sí ha tomado lecciones en estudios de arte con artistas de la talla de Moisés Solera Alfaro, Gisele Arias y Mercedes Pinagel.

Fue su hermana Evelyn Fernández quien la introdujo a la pintura, esto en 1997, a Violeta le gustaba mucho dibujar, pero pintar era algo que no había experimentado.  

Considera que sus dos obras más importantes son una pintura de la iglesia colonial de Castilla (San Miguel de Santo Domingo de Heredia), la cual pintó luego de hacerle algunas fotografías. Y la otra, tres aves en un árbol, donde identifica el amor por sus hijos.

Asegura que todo su apoyo no solo viene de su familia, también de Dios.