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Canales y frecuencias ticas en pocas manos
Fabiola Pomareda* | Lunes 18 de Julio, 2016
Durante los últimos años, se ha dado un incremento en las fusiones y adquisiciones por parte de las principales empresas radiofónicas y televisivas del país. Esto, aunado a la falta de control y acciones del Estado y la ausencia de una legislación actualizada, ha permitido que unos pocos grupos de poder económico en Costa Rica concentren en sus manos varios canales de televisión y frecuencias de radio.
La concentración de la propiedad de medios en radio y televisión en Costa Rica -al igual que en el resto del mundo- es de suma importancia en el debate actual sobre libertad de expresión y derecho a la comunicación, en cuanto influye en el mensaje que dan estos medios a través de sus programas y con las noticias que difunden, acordes con sus intereses.
Veamos los datos actualizados de concesionarios de frecuencias en AM, FM y canales de televisión, provistos por la Superintendencia de Telecomunicaciones (SUTEL): Para el 2016 había en el país 74 frecuencias de radio AM; 55 en FM y 73 frecuencias televisivas.
Otoche SRL tiene 5 canales de televisión; The Worldwide University Network Radio tiene 7 frecuencias de radio; y la Iglesia Católica 8 frecuencias y 2 canales. La Televisora Cristiana TBN o Enlace TV tiene 7 canales.
Pero el caso más claro sigue siendo el de la empresa Representaciones Televisivas (REPRETEL), que posee 8 canales de televisión y 13 frecuencias de radio, incluyendo a su subsidiaria Sociedad Central de Radios CDR S.A.
Ahora bien, ¿Cuántas frecuencias son concentración? Aunque no existe una definición última de concentración, la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión de la Organización de Estados Americanos (OEA) señala que el pluralismo es un espacio en el que se desarrolla una amplia gama de valores sociales, políticos y culturales, opiniones, información e intereses, que encuentran un espacio de difusión a través de los medios de comunicación.
Según la Relatoría, la concentración es concebida como la negación de la pluralidad, signo distintivo de la libertad de expresión. Dentro de este marco, se ha señalado que “sin pluralidad de voces y opiniones, los medios de comunicación masiva no pueden desarrollar un papel positivo dentro de una democracia”.
Informes
Según un informe de julio del 2012, emitido por la Contraloría General de la República, en Costa Rica "existe una evidente concentración de las frecuencias más rentables para la provisión de servicios de telecomunicaciones en unos pocos concesionarios”.
Asimismo, una investigación de la periodista Gianina Segnini, quien elaboró el capítulo de Costa Rica del libro “Los monopolios de la verdad. Descrifrando la estructura y concentración de los medios en Centroamérica y República y Dominicana”, señala cómo “cinco grupos empresariales concentran dos o más frecuencias de radio” en el país.
Segnini, experiodista del diario La Nación, actualmente dirige la Maestría de concentración de datos en la Escuela de Periodismo de la Universidad Columbia, en Nueva York.
En el artículo “Los dueños de la palabra en Costa Rica en un contexto de reforma neoliberal”, de Francisco Robles Rivera y Koen Voorend, también se detalla el aumento de la concentración de la propiedad en la radio en Costa Rica en la última década, determinado por la trasnacionalización de los medios, que después de distintos procesos de compra-venta, fusiones y adquisiciones, han pasado a formar parte de grandes conglomerados transnacionales.
Origen de la concentración
Una de las razones de la concentración de medios de comunicación tiene que ver con el desorden con que se ha manejado el espectro radioeléctrico en el país; es decir, esa especie de carretera por donde viajan las ondas radiales y las señales televisivas.
Una de las conclusiones del “Informe técnico sobre el uso y asignación del espectro radioeléctrico en Costa Rica” es que “El control del espectro fue escaso, lo que facilitó el otorgamiento de frecuencias demasiado amplias y prácticamente gratuitas para usos tecnológicamente inadecuados, permitió numerosos incumplimientos de los concesionarios en cuanto a los usos y condiciones establecidas en las licencias, traspasos y cesiones de títulos sin contar con las debidas autorizaciones, alquileres de frecuencias, concentraciones de frecuencias, uso ineficiente de las mismas, entre otros.”
Dicho informe fue elaborado en el año 2009 por el Programa Sociedad de la Información y Conocimiento (PROSIC) de la Universidad de Costa Rica (UCR).
Para el historiador y escritor Oscar Aguilar Bulgarelli, en efecto en Costa Rica hay una indiscutible concentración de medios de comunicación.
“Hace algunos años Costa Rica tenía 80 emisoras de radio; hoy esas emisoras individualizadas no llegan a 40”, agregó. Para él, la concentración es preocupante además porque las emisoras que se dedicaban a la parte informativa, formativa y de opinión prácticamente quedaron concentradas en un sólo grupo mediático.
Concentración vs. diversidad
La concentración de medios de comunicación en pocas empresas de poder económico influye en el contenido; en lo que vemos y escuchamos.
Según investigaciones de la Red de Medios e Iniciativas de Comunicación Alternativa (RedMICA), un 73% de las frecuencias de FM en Costa Rica se usan con fines comerciales, un 9% con fines religiosos, un 4% para uso mixto y solo el 5% para fines públicos o comunitarios.
En la franja AM el uso comercial también predomina con un 71% , mientras que solo el 5% de los contenidos son de carácter público.
De hecho la RedMICA presentó a la ciudadanía costarricense un proyecto de Ley Participativa de Radio y Televisión, que entre muchas otras cosas, propone un límite a la concentración. En dicho texto establece que “se prohíbe la concentración de frecuencias de radiodifusión sonora y televisiva”.
En el caso de la televisión, la concentración también influye en lo que vemos en la pantalla; pero más aún, se homogeneiza lo que la gente opina y se van normalizando actos, eventos, actores.
Adrián Vergara, profesor universitario y experto en análisis de discurso, explicó que si uno pasa de un canal a otro puede ver que los mismos acontecimientos son lo único que es noticia, como si en el país no pasara nada más.
“El problema que yo veo es que la perspectiva en que se cuentan o reconstruyen esos acontecimientos es la misma y lo vemos en los canales de televisión, incluso entre empresas distintas. Si vemos la reconstrucción que se hace de un acontecimiento en Teletica, es muy similar a la que se hace en Repretel o en La Nación. Se va construyendo el mismo discurso y no tenemos voces distintas”, señaló.
Por su parte, el profesor universitario e investigador Carlos Sandoval, afirmó que “una estructura oligopólica tiene influencia en la oferta y estamos ante una oferta muy poco diversa”.
“Si los medios exigen rendición de cuentas a las clases políticas, debería también se les debería exigir rendición de cuentas a los medios. Es importante que los medios le expliquen a la sociedad cuáles son los criterios bajo los cuales definen prioridades en términos de oferta programática o de parrilla”, argumentó Sandoval.
Amenaza latente
La concentración mediática es una de las principales barreras al ejercicio de la libertad de expresión porque es un obstáculo para la diversidad de medios y el pluralismo de ideas e informaciones. Esto lo ha afirmado también el Observatorio Latinoamericano de Regulación, Medios y Convergencia (OBSERVACOM).
En otros países de América Latina, como Perú, Chile, Argentina, Colombia, Ecuador, Brasil, México, Uruguay y El Salvador se están dando intensos debates sobre la necesidad y legitimidad de políticas públicas aplicadas por el Estado para evitar el acaparamiento de los medios, por el impacto que representa en la calidad del debate democrático.
“Existe un vacío respecto a temas centrales como cuáles serían las medidas adecuadas para prevenir y disminuir la concentración, incluyendo la propiedad cruzada, el establecimiento de reservas del espectro para medios sociales y comunitarios, las acciones afirmativas para promover al sector comunitario y el sector público no gubernamental, entre otros temas”, afirma Gustavo Gómez, Director General del OBSERVACOM, quien visitó el país el año pasado.
Por su parte, Omar Rincón, director del Centro de Estudios en Periodismo (CEPER) de la Universidad de Los Andes, Colombia, es necesario que se negocie y se discuta sobre estos asuntos y comprender la libertad de expresión, no como un control a los contenidos sino como la generación de más medios. Evitar la concentración en los medios privados, encontrar una forma de financiamiento de los medios públicos que sea sostenible y la creación de espacios para los medios ciudadanos”.
(*) Periodista. Fue reportera del Semanario UNIVERSIDAD, así como reportera y editora del semanario La Raza, en Chicago (Estados Unidos). Actualmente trabaja en la Asociación Voces Nuestras y colabora con los portales Informa-Tico y Rebelión.
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