Aun cuando se cuentan por millones los seres humanos que están sufriendo carencias, falta de libertad y desesperación en Venezuela, siempre hay personajes públicos que juegan –como pusilánimes- con las palabras. Las usan para justificar su falta de criterio, para disimular su desidia o simplemente para evadir la responsabilidad de enfrentar con valentía, que la situación demanda apoyo de las naciones que como la nuestra, han sido tradicionalmente ejemplo de democracia ante el mundo.

Una y otra vez el palanganeo político deja al país mal parado. Típico comportamiento de quienes viven tratando de quedar bien con Dios y con el diablo. Qué fenómeno más curioso y desagradable el de la indiferencia frente al sufrimiento ajeno, aparejada además con el temor a alzar la voz por una causa justa, para que los trasnochados vociferantes no reaccionen.

El secretario general de la OEA ha invocado su Carta Democrática e invitado a las naciones miembro a reunirse… pero ahora resulta que nuestro Presidente declara que tiene que estudiar el documento. Así también hace pocas semanas, diputados del partido que lo postuló a la Primera Magistratura del país, negaron su voto –con cualquier argumento- a una moción impulsada por compañeros legisladores cuya finalidad era manifestarse a favor del orden constitucional y del respeto por sus homólogos venezolanos.

Pareciera que tanto en lo político, como en lo moral, son algunas minorías oportunistas, unas veces agazapadas y otras veces estridentes, las que van marcando el camino del caos que estamos experimentando en distintos ámbitos de nuestra sociedad.

Es difícil entender por qué el ser humano no aprende de los errores, de las tiranías, de los fraticidios. ¿No basta en América Latina el ejemplo espantoso de la Cuba violentada, esclavizada, desmoralizada, empobrecida y arruinada? ¿Eso quieren algunos para Venezuela?

Bien reza el dicho que “quien vive de ilusiones, muere de desengaño”. Así, desolados como moribundos, se deben sentir miles de ciudadanos ante las frágiles y desentonadas respuestas de nuestros gobernantes frente a las crisis internas y a las externas. Me sumo al desconcierto pues definitivamente, el caso de la hermana nación Venezolana es otro de los escenarios donde oficialmente patinamos…

Flaco favor nos hacen dirigentes y políticos con sus posturas vacilantes. Triste muestra de que valores como el liderazgo y la solidaridad, se extinguieron oficialmente.