Histórico
Voz de una minoría, constructora de nuestra sociedad
| Jueves 10 de Febrero, 2011
VOZ DE UNA MINORÍA, CONSTRUCTORA DE NUESTRA SOCIEDAD
Juan José Arce Vargas
pplana@colper.or.cr ![]() Aunque hay teorías “negacionistas” que buscan distorsionar ilegítimamente los registros históricos de los hechos ocurridos y revelados semanas después de la invasión de Normandía que dan por culminado el fin de la Segunda Guerra Mundial y la caída del régimen Nacionalsocialista alemán, cuando las agencias de noticias internacionales divulgan las atrocidades de una las páginas más tristes de la historia de la Humanidad: El Holocausto o Shoá, según su término hebreo. Tal refutación no es válida porque los hechos son otros.
Esta conmemoración busca recordar y no olvidar la persecución y el asesinato sistemático de dos de cada tres judíos residentes en Europa y miles de otras distintas nacionalidades y grupos étnicos durante la Segunda Guerra Mundial.
Hoy, 65 años después de la liberación de Auschwitz-Birkenau, el campo más grande y tristemente famoso de exterminio humano, parte del engranaje de ese sistema de horror para 6 millones de judíos en los guetos y en esos campos de la muerte, se busca mantener vigencia en la mente de los seres humanos para nunca más repetir esos hechos.
![]() En la voz de Jaime Tishler, hijo de un sobreviviente del Holocausto, cuyo padre fue el constructor de la primera casa en el barrio La Pitahaya, barrio judío de los años cincuenta y sesenta, que llamaban “el pequeño Tel Aviv”, parte de la finca cafetalera de la familia Justiniani, que se encontraba al frente del actual Crowne Plaza (antiguo Corobici). ![]() Haga clic “Por qué mis padres dejaron Polonia, testimonio del hijo de un sobreviviente que refleja la esperanza y el deseo de surgir del ser humano a pesar de las circunstancias y, de que aunque la tiranía puede surgir, ciertamente no vencerá. Jaime recuerda que ellos como hijos de sobrevivientes aunque no vivieron los horrores del Holocausto, sufren las secuelas de una historia que es difícil de olvidar, porque dentro de la costumbre judía no se les pone el nombre de parientes vivos a los niños y niñas, sino que “muchos llevamos el nombre de nuestros abuelos o tíos y familiares cercanos asesinados durante la Segunda Guerra Mundial”. ¿Cómo llegan sus padres a Costa Rica? ![]() Esa fecha es uno de los pocos datos exactos que me pudo transmitir mi padre (q.e.D.g). La parte anecdótica es bastante particular. Ellos llegan al aeropuerto de la Sabana y no los dejan aterrizar, desviándolos a Curazao, porque estaba la Guerra Civil en ese momento. Mi padre recuerda esa anécdota porque después de una breve escala en Curazao, les permitieran regresar al país, sorprendido de que una guerra fuera tan breve. Eso era una buena señal, después de los horrores vividos en Europa. Al aterrizar ven policías descalzos, humildes, que para nada se comparaban con el aparato militar europeo. ¿Cómo surgen en tierra extraña? Mis padres no llegan solos a este país. Desde finales de 1945 y hacia el final de esa década llegaron los primeros refugiados. Aproximadamente doscientos judíos sobrevivientes del Holocausto. ![]() Este grupo de sobrevivientes del Holocausto era llamado “Los greeners” (los “más verdes” derivado de la palabra en inglés “green”) para diferenciarlos de los que habían llegado antes de la guerra y ya estaban establecidos en el país (más maduros). Los “greeners” forman una subcomunidad dentro de la sociedad judía costarricense con sus propias características. La gran mayoría eran parejas jóvenes y algunos habían tenido sus primeros hijos en los campos de concentración. Otros pocos llegan solteros y se casan acá. Muy pocos llegan con sus padres, quienes habían sido asesinados en la guerra y todavía menos pudieron llegar con niños. La mayoría de los sobrevivientes eran jóvenes porque eran los que tenían mayor posibilidad de trabajar en los campos de concentración. ¿En Costa Rica en dónde se instalan? ![]() Era cierto, en toda la cuadra apenas dos o tres de las familias no eran judías.
Entre ellos no solo se apoyaban mucho entre sí, sino que entre todos se reforzaba la filosofía que había que seguir viviendo, que tenían que vivir con alegría, que tenían que salir adelante, que había que ganarse el pan.
Mi recuerdo de los sobrevivientes era que formaban un grupo muy unido, que jugaba naipe, ajedrez y conversaban entre sí. Se hacían paseos, bailes, viajes al volcán Poás o al Irazú.
Nosotros no teníamos familia, ni primos, ni primas, por lo que todos esos señores eran nuestra familia. Tenían una gran contención y unidad.
¿Cómo descubren las historias pasadas?
La verdad ellos no querían hablar.
Querían protegernos de todo cuanto habían sufrido.
No es fácil, se trata de una aberración y una impotencia tan profunda qué es difícil de transmitir.
Con el silencio se quería seguir hacia adelante, sin volver la vista atrás.
En el caso de mi padre, venía de una familia bastante pobre y mi madre de una familia acomodada, pero lo habían perdido todo. Trabajó en Europa y ahorró para venir a Costa Rica, donde comienza a vender a plazos (polaquear, como se dice).
¿Cómo se honra la memoria de los sobrevivientes actualmente?
En Costa Rica es una tradición bastante antigua.
Hay registros que indican que en los años cincuenta se empiezan a realizar los primeros actos conmemorativos. Hasta los años ochenta todavía participaban los mismos sobrevivientes. En los años noventa hay un relevo generacional y los actos los realizan los hijos de los sobrevivientes del Holocausto. Se sigue con la gran necesidad de no olvidar. Ahora hay mayor necesidad de no olvidar.
Tan particular fue el país que en 1978 se erige en el cementerio judío de San José el primer monumento del Holocausto construido en el continente americano, solamente son anteriores otros en Israel y Europa.
Tenemos sobrevivientes que ya casi no pueden hablar o escribir. Hacemos el esfuerzo por universalizar el Holocausto, que sea visto no como un hecho propio de la comunidad judía sino del mundo entero, porque la principal víctima fue el sentido de la dignidad e integridad humana.
Lo paradójico es que durante el transcurso de la Segunda Guerra Mundial se hizo todo el esfuerzo para deshumanizar a los judíos y los sobrevivientes del Holocausto hicieron todo para conservar la humanidad y quienes estaban del otro lado, por su brutalidad, fueron los que se deshumanizaron. |